Día 585, lunes
Aquella mañana los llamaron a todos al auditorio bajo la sombra de la carpa central. Takeshi no tenía idea de qué iba el asunto, pero igual se sentó en una de las sillas de plástico, a unos metros del podio donde se colocó Raily. Según se anunció, era la asamblea mensual en donde se presentarían a los recién llegados y donde por fin se le designaría a cada uno la labor diaria a realizar de ahora en adelante. Según Willy, quien había estado instruyendo a Takeshi sobre los aspectos básicos del campamento de la Asociación, las mejores tareas eran las manuales, en tanto aquellas que les tocan a los miembros con un mínimo de espacialización eran aborrecibles. Willy Pacote, por ejemplo, era el sastre del campamento. "Un oficio aprendido de mi padre", le dijo. Según él, Takeshi no debió haber dicho que era periodista, sino que sabía lavar platos, era mecánico o cerrajero, y ya luego aprendería el oficio que había escogido. Sin embargo, Takeshi prefirió vanagloriarse de su profesión y por ello le tocó trabajar detrás de un escritorio, con el culo pegado a la silla. A la hora de la presentación, Raily, con su uniforme blanco inpecable y su teléfono celular satelital colgando de su correa, llamó adelante a unas veinte personas, entre hombres y mujeres, jóvenes y viejos, que fueron colocados delante de la asamblea como especímenes traídos de marte. Raily dijo en voz alta los nombres de cada uno y el oficio que de ahora en adelante ejercerían durante su fugaz -puso énfasis en aquello de "fugaz"- paso por el campamento de la Asociación. Entre los recién llegados estaban Alicia Pillman, quien había sido destinada al area de contabilidad, y Sarah Llacsahuanga, en la sección de limpieza. En ese momento Takeshi no le prestó mucho atención, dado que estaba un poco intrigado por el hecho de tener que volver a sentarse en una silla por más de ocho horas seguidas, esta vez ordenando información sobre los habitantes del campamento de la Asociación, lo que le supo a burocracia, pero una de las chicas recién llegadas no le quitaba el ojo de encima.
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